La Organización Meteorológica Mundial (OMM) declaró esta semana oficialmente el fenómeno de El Niño y advierte de una posible sequía en América, ante esto el agro meteorólogo Agustín Moreira señala que aún se pueden ejecutar acciones para mitigar los efectos adversos que conllevaría para Nicaragua este fenómeno.
“Debemos de reforestar paulatinamente todo el territorio nacional, no continuar destruyendo o quemando los árboles, hay que buscar cómo ser más amigables con el medio ambiente, ser menos destructivos porque sencillamente estos efectos del fenómeno de EL Niño siempre ocurren porque el ser humano está talando, contaminando, y destruyendo nuestro ecosistema”, dijo Agustín Moreira, agro meteorólogo y director de Ofena.
El fenómeno de El Niño es un evento climático que se caracteriza por el calentamiento anormal de las aguas del Océano Pacífico, lo cual tiene repercusiones significativas en los patrones climáticos a nivel global. En el caso de Nicaragua, esto se traduce en un aumento de las temperaturas y una disminución de las precipitaciones, lo que puede llevar a una sequía prolongada y a una escasez de recursos hídricos.
Se han registrado disminuciones significativas en los niveles de los ríos y embalses, lo que pone en peligro el suministro de agua potable para las comunidades. Además, se espera que las cosechas de cultivos básicos como maíz, frijol y arroz se vean afectadas si no se toman medidas preventivas.
Según el experto una de las áreas afectadas del país será el Corredor Seco donde están asentados los departamentos de Nueva Segovia, Madriz, Boaco, Carazo, Chinandega, Chontales, Estelí, Granada, León, Managua, Masaya, Matagalpa y Jinotega.
“El sector más vulnerable será el corredor seco, este es uno de los sectores más frágiles, ya que no tendrá precipitaciones, pero en este año 2023 y el pasado 2022 hemos tenido algunas precipitaciones que han beneficiado al lugar y aunque tengamos el fenómeno de El Niño, para el próximo año podríamos ver los efectos de una forma más marcada”, explicó Moreira.
El último fenómeno de El Niño que afectó a Nicaragua con graves sequías, se presentó durante el año 2016, siendo uno de los episodios más fuertes reportados en el país durante más de un siglo.
