Se calcula que más de 570,012 personas abandonaron Nicaragua en los últimos cuatro años, de los cuales 328, 443 nicaragüenses emigraron este 2022 principalmente a Estados Unidos y Costa Rica.
La migración nicaragüense no es un problema nuevo, sin embargo, para algunos este flujo es considerado parte de una nueva era que desde el 2021 ya refleja sus primeros efectos en la falta de mano de obra tanto en el campo como en la ciudad.
Se le conoce como “fuga de cerebro” a la transferencia de recursos en forma de capital humano que generalmente se aplica de forma desigual, por personas migrantes de países en desarrollo a países desarrollados.
Los primeros reportes de hace dos años adelantaban que la migración nicaragüense por razones económicas se estaba dando principalmente entre sectores como médicos, ingenieros, maestros, universitarios entre otros trabajos profesionales.
De acuerdo con datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) entre enero y noviembre de 2021, se registraron 72,192 detenciones de migrantes nicaragüenses en las fronteras de Estados Unidos, pero en 2022 esta cifra fue superada con 181, 566 y para el mismo período en Costa Rica las solicitudes de refugio de nicaragüenses se dispararon hasta 76,676.
Lo anterior se traduce en que el año pasado al menos 258, 000 nicaragüenses de todas las edades abandonaron el país hacia estos dos principales destinos.
¿Quiénes se marchan del país?
“Si bien se marchan subempleados y desempleados, también se marchan personas que tenían empleo y dadas las características primarias de la economía nicaragüense, impacta la fuga de mano de obra calificada y también la mano de obra no calificada, principalmente en el campo”.
En unos años nadie va a quedar para trabajar porque en el mediano y largo plazo este impacto se agrava en términos de productividad y de disponibilidad de mano de obra.
Además, precisa que se está alterando de manera irreversible la pirámide poblacional porque se está yendo la gente del segmento más joven de la población.
“Estamos perdiendo lo que los economistas y demógrafos llaman ‘bono demográfico’. Finalmente, también es trágico que, en las encuestas más recientes, el 60% de los consultados declaró que, si pudiera, se marcharía del país. El 70% de los menores de 25 años expresó la misma opinión”,
Según la OMS (2004), la disparidad en los niveles de vida, los salarios, el acceso a la tecnología avanzada y también las condiciones políticas inestables de los países son determinantes a la hora de migrar.
En mayo de 2022, Juan Carlos, de 37 años, un arquitecto con más de diez años de experiencia se sumó a los profesionales desempleados de Nicaragua, tocó puertas por un mes y ante el rechazo de empresas buscó opciones en el extranjero, sus parientes en Estados Unidos y España lo convencieron que lo mejor era emigrar con su familia y en agosto del mismo año con la venta de su vehículo compró cuatro boletos aéreos y viajó a Europa.